CARTAS

-Edelsio, volvemos a la carga, en estas fiestas navideñas, llenas de melancolía y recuerdos, la mayoría en blanco y negro, días de abrazos y risas, mientras una narco-guerrilla terrorista destroza decenas de miles de vidas y nos dan pautas de cómo será el país que quieren. Han sido 700 los militares y policías asesinados y cerca de 2000 los heridos, desde el inicio de estas conversaciones supuestas de paz, alentadas por los santistas-leninistas, Enrique y Juan hampa. La mayoría de los heridos, campesinos, militares y perros-policía, lo han sido con minas quiebrapatas. Tienen a cerca de 700 secuestrados. Gente que no podrá reunirse con sus familiares en estas entrañables fiestas. La mayoría, sencillamente, no pueden reunirse con nadie porque han sido asesinados. Se consideran víctimas y no victimarios. Estos criminales que hoy hablan de tú a tú con nuestro ejército, matan porque esa es su naturaleza, esa es su manera de expresarse y porque ya han hecho del crimen su manera de trabajar y de vivir. Sus cuadros, o frentes, son pagados con el dinero maldito del narcotráfico, el secuestro y la extorsión que volvió a los campos y ciudades. En las calles de las poblaciones del Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, Huila, Tolima, la gente camina recelosa temiendo que a cualquiera le disparen un par de tiros. Y lo peor de esa situación es que eso se hace con toda naturalidad, a sabiendas de que el atentado con bombas en los carros, en los puentes, contra nuestra policía y ejército, es un suceso de todos los días en esta nuestra tierra mártir. Regresamos nuevamente a la época de los diálogos inútiles del presidente Pastrana. Lo terrible es que esos criminales que negocian en La Habana hacen que otros, sus frentes, maten sin medida a personas inocentes, a soldados y policías rendidos, con tiros de gracia. Esa es la paz que nos quieren imponer. Esa vendría a ser la ruptura, mejor, el desmembramiento  de Colombia en zonas de reserva campesina como ya existe una en el Catatumbo donde ellos son la ley. Allí ya se dejó de erradicar coca y al contrario se incrementan sus sembrados, Anselmo, Choachí.
Edelsio: Gracias, Anselmo, volvemos sí. La unidad de Colombia será siempre defendida por El Pasquín. Cuanta falta nos hace Uribe.