--Nacido y criado en Engativá, Zezé, como era conocido, era el más viejo de todos sus amigos, gente fina le decíamos, era considerado de primera división. Un moreno que escupía grueso, que cantaba en velorios, firme en sus propósitos, de porte impávido y colosal, andaba de bermuda, camisa abierta, apasionado, interrumpía cualquier discusión política para irse a jugar con el balón, se murió en el bar "Los tres amigos". bleeeeaaaaaarrrrrrghh - brrrroooooourrrrr!. Se sintió mal, pidió y bebió más dos, muriendo en su ley. El entierro fue concurridísimo. Fue velado en el bar. Corrió bebida para todo el mundo y hasta un representante de la alcaldía y otro de la policía asistieron a su entierro en el cementerio central de Engativá. Minutos antes de cerrar el cajón, el cura fue convidado a retirarse- atendiendo el último deseo del fallecido: no quiero ir para el cielo. Quiero quedarme aquí, entre ustedes, como siempre, cercano al bar. Todo fue bien hasta que un borrachito anónimo se hizo xixi en pleno cementerio. Un xixi que hubiera competido fácil en salto largo. Cayó agua para todos y hasta Nando, hombre de pocas palabras, se manifestó: Si hubiera sabido, habría traído mi paraguas. Y cuando el linchamiento parecía inevitable, alguien gritó: nada de arbitrariedades, caballeros, que Zezé quiere descansar en paz., Anselmo para El Pasquín.
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