PASQUIN POLITICO COLOMBIANO

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lunes, 4 de julio de 2011

EL QUE ES HONESTO SIEMPRE PIERDE


Por Rafael Gómez Martínez
“El justo castigo de los delincuentes es el primer resultado práctico que debe producir la justicia penal. La sociedad necesita ver y comprobar que los delitos no quedan impunes y que las investigaciones se realizan en un ámbito de equidad y dentro de una manifiesta eficacia de los sistemas investigativos”.
Son palabras de Álvaro Gómez Hurtado, consignadas en el editorial de El Siglo del miércoles 6 de abril de 1977. Más adelante, comentaría sobre cómo en Colombia se puede ser deshonesto u honesto por las mismas sentencias que emiten los entes judiciales. Algunas veces carentes de criterio porque se dejan llevar por el factor emocional (el querer) y no por el racional, (las pruebas).
En Colombia, el sustento de las pruebas es muy endeble porque la justicia, con minúscula, así lo es. Si a todo lo anterior se le suma la violación de la reserva sumarial por parte de los medios de comunicación, falsos testigos, firmas falsas, retractación de testigos, etc…
La desmoralización de la sociedad colombiana se encuentra en el orden del día, desde que se avaló el comportamiento delictivo como tal. A tal punto que, hoy por hoy, no contamos con un referente moral. Por eso, quien es honesto tiene todos los problemas que tiene. Y, por esta razón, quien es honesto siempre pierde.
La descomposición moral de la sociedad comienza desde su célula básica y primaria que es la familia. La familia, debería ser la encargada de cimentar los valores de convivencia en la misma sociedad.
Como la sociedad decidió convivir con el delito, este comportamiento delictivo, a su vez, llegó a la familia. De tal forma que, hoy día ser infiel, por ejemplo, es un modus vivendi. Entonces, la culpa siempre será del sofá y no de quien fue infiel.
Álvaro Gómez Hurtado, su crimen sigue en la impunidad
De la misma manera se pretende culpar al busto de Laureano retirándolo de la calle 94. Cuando lo que se debería exigir es que el Estado garantice vida, honra, bienes y seguridad. La culpa es del sofá.
La sociedad del siglo XXI, en general, tiene un concepto más de libertinaje que de libertad. La libertad se consigue con el orden y como el Estado ha perdido la capacidad de garantizar el orden, el busto de Laureano lo desprotegieron a pesar de las amenazas, la sociedad ha perdido todo el concepto de lo que ese valor significa.
En un país como Colombia, donde la inversión de los valores se encuentra a la orden del día, el hombre honesto siempre tendrá las de perder. Si en Colombia se quiere avanzar hacia la paz, el primer valor de la sociedad debería ser la Justicia. Bajo este criterio, los entes de control encargados de impartirla, tienen una gran oportunidad.
Puntilla. ¿De cuándo acá, una alcaldesa encargada con menos de quince días de posesión, realiza una campaña de divulgación sobre la gestión de su gobierno? Samuel, nada que renuncia. No tiene vergüenza.
Julio 02 de 2011

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