-Pelópidas era la tranquilidad en pasta. LLegaba del trabajo, calzaba sus sandalias, se ponía encima una camiseta de piyama y se iba para el quintal. Regaba unas plantas, se sentaba en un banco, encendía un tabaco y hablaba para sí mismo: El guayabo está cargado, que fresquito tan rico y luego se iba para la cantina de la esquina donde se tomaba una cervecita estúpidamente helada. Era tan discreto que nadie notaba. Menos Clotilde, segunda mujer de Pelópidas. Y no solamente notaba sino que atrás de las persianas gritaba: Ya va, no?, parece fuera tu casa, hein? El seguía sonriendo, paraba para escuchar el murmullo de los pájaros, ponía la mano en la cabeza de los niños, tenía siempre una frase gentil para todos los moradores de su barrio.-Cómo está doña Otilia? y el asma? Hasta Isolda, con la mala fama y todo, merecía su atención: Buenas tardes, señora. Entrando en la cantina: que sea una poquer amistad. Todas esas manifestaciones de afecto lo emocionaban de verdad. Más una....Uhummm, gracias don juaquín. Terminaba de leer el periódico, pedía con distinción la cuenta y volvía para casa silbando siempre aquel canto de Escalona "una casa en el aire". En casa prendía el radio para escuchar siempre en repetición a Fernando Londoño en "La hora de la verdad", 970 AM, A esta hora, Clotilde siempre hablaba con su madre. Ya me cansé mamá de hablarle..... la casa de él es la cantina. Pues sí, mamá, ronca, no me deja dormir la noche toda....Cariño? mamá estás bromeando? El no cumple con sus deberes hace más de 6 meses...Que está borocoxó? pues sí y no puedo hacer nada. No da valor a lo que tiene en casa y por lo que los hombres me dicen en la calle, estoy muy bien conservada. Conservada, Clotilde? solo en formol. Su cara es una verdadera granja: pata de gallina para todo lado. Disculpen el comentario, amigos, como menos que un pajarito, lavo la losa para esa cobra todos los días, no ronco, ella sí, cuando me acuesto abrazo al monstruo, doy una bimbada en ella día sí, día no, y ella, cínica, finge que está durmiendo, pero bien que disfruta y acaba. De mañana, Pelópidas, un verdadero caballero, le trae café a la cama y pregunta: Lo de anoche fue gustoso, te gustó? Gusté de qué?, está maluco? No decía nada, se ponía el traje y se iba a trabajar. Solo una vez, nuestro héroe, respondió mal. Había tenido un día desgraciado en la oficina, un jefe de sección lo gritó, un infierno ese día. Despues de la cervecita, durmió un poco y soñaba con la segunda luna de miel, pasada con Clotilde en Santa Marta. La cobra, como para variar, hablaba con su madre el teléfono: Mamá, él es un sádico, es un peso en mi vida.....Y viendo que Pelópidas estaba semidormido, levantó la voz al máximo: NO SE QUE POSICION TOMAR DELANTE DE ESTO! Pelópidas, pobre, tuvo su sueño interrumpido, se confundió todo, y, medio dormido, medio despierto, dijo con su mejor sonriso: Posición ? me parece que deberías tomar aquella que tanto apreciamos en nuestra segunda luna de miel: con las manos puestas en los bordes de la bañera.
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