Por Ricardo Puentes Melo
Aquí no se ha dicho toda la verdad. El multibillonario robo cometido contra las arcas públicas bogotanas tiene los mismos cómplices de otros robos y peculados en otras coordenadas geográficas y temporales de la nación.
Se trata de una poderosa asociación de nombres y apellidos de prestancia ancestral que, siguiéndoles la pista a través del tiempo, se hallan una y otra vez relacionados en un amasijo repugnante de familias que se han enriquecido a costa nuestra, a lo largo de décadas y décadas de sonambulismo social que ha permitido a los mismos seguir en las mismas, robando también a los mismos.
Hojeando el caso del atraco a Bogotá cometido por el Polo Democrático, algunos de cuyos fundadores y responsables se pasaron para el Partido Verde y el neo partido de Petro, con el fin de cambiarle de uniforme a la bandola para seguir repitiendo el libreto, encontré unos vasos comunicantes que explican el eterno desfalco que pagan siempre lo más pobres.
Y son unos magos para eso.
La más reciente modalidad para atracar a los colombianos de bien, fue utilizada por los hermanos Samuel e Iván Moreno Rojas, alcalde de Bogotá y senador de la República respectivamente.
Ellos, junto a Luis Alfredo Baena (un hombre que se enriqueció fabulosamente durante la alcaldía de Juan Martín Caicedo Ferrer, en la cual se desempeñó como Secretario de Salud y luego Secretario de Gobierno) fueron socios de empresas “offshore”, un tipo de sociedades cuyo domicilio se registra en paraísos fiscales, que se utilizan para lavar dinero de toda clase, ya sea aquél procedente del narcotráfico o capitales cuyo origen puede ser el pago de sobornos o el de pagos de comisiones de contratos públicos, como parece ser el caso del gran carrusel de contratos del Polo Democrático en Bogotá.
Mientras en unas empresas aparece como socio de los Moreno Rojas, Emilio Tapia, un mayordomo que se volvió millonario de la noche a la mañana, después de apoyar a Samuel Moreno en la campaña al Senado, en otras aparece Luis Alfredo Baena, el suertudo que también se hizo rico con Juan Martín Caicedo Ferrer, primero, y luego con Iván Moreno Rojas su compañero de farra, negocios y desorden.
Como estas sociedades “offshore” tienen su domicilio en paraísos fiscales –como ya se dijo- no hay manera de conseguir que los países donde están residenciadas envíen información a Colombia sobre los flujos de dinero que ha pasado por estas lavadoras de activos.
Hasta aquí no hay muchas sorpresas. Pero éstas empiezan a surgir cuando encontramos, por ejemplo, que Baena no solamente aparece relacionado con este monumental despojo a Bogotá, sino que tiene un largo historial en estas lides, desde sus pinitos en la alcaldía de Caicedo Ferrer, pasando por la presidencia de Ernesto Samper, donde fue Superintendente de Subsidio Familiar y en cuya gestión se embolataron 5.460 millones de pesos (cerca de U.S 300.000) que iban a ser destinados para vivienda de los menos favorecidos.
En este zafarrancho de nombres y apellidos relacionados, encontramos el nombre del magistrado Augusto Ibáñez, en ese entonces abogado de Luis Alfredo Baena quien estaba –aún lo está- denunciado por estafa y otros delitos en un caso aberrante de robo de acciones empresariales. Ibáñez, como abogado de Baena, solicita preclusión del proceso contra su cliente Luis Alfredo Baena y, extrañamente, cuando Augusto Ibáñez es nombrado magistrado de la Corte Suprema de Justicia, este organismo precluye el proceso a favor de su “ex cliente”, Baena.
Augusto Ibáñez, como todos saben, se hizo célebre por su ponencia sobre la masacre de La Gabarra (21 de agosto de 1999), en la cual declaró culpables de este crimen a miembros del Ejército.
El magistrado Ibáñez no solamente es un declarado opositor del ejército, sino que también es un notorio enemigo del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Cuando Ibáñez llega a la Corte Suprema lidera la guerra contra el entonces presidente Uribe.
Detalle importante es que Augusto Ibáñez, según lo menciona el ex presidente Uribe Vélez, fue nombrado en la Corte gracias al movimiento de influencias de Germán Vargas Lleras. Y es necesario recordar también que Augusto Ibáñez fue candidato al Senado de la República en las listas de Cambio Radical, el partido político liderado por Vargas Lleras.
Interesante este dato, ya antes de que Ibáñez llegue a la Corte Suprema, Germán Vargas Lleras se convierte en enemigo de Uribe Vélez. Así que es lícito pensar que el magistrado Ibáñez se prestó desde la Corte Suprema de Justicia para ayudar en la guerra de Vargas Lleras contra el presidente Uribe. Guerra que ganó el equipo de Vargas Lleras ya que lograron hundir definitivamente la segunda reelección del presidente Uribe usando triquiñuelas tan sucias y efectivas como la operación tortuga y otras maniobras legislativas en el Congreso.
Luis Alfredo Baena es también socio de un señor llamado Juan Carlos Salazar Torres, un abogado desleal que se pasa al lado de Baena y su abogado, Augusto Ibáñez, en esa estafa a un joven empresario que ha dado la pelea desde entonces, y cuyo caso lo trataremos a profundidad en próximos artículos.
Pero les dejo este pequeño avance para que se vayan dando cuenta de la putrefacción que está acabando con Colombia: Juan Carlos Salazar Torres, el abogado desleal, no solamente se convirtió en socio de Baena y compañero de causa de Augusto Ibáñez…. Resulta que Juan Carlos Salazar Torres tiene un costosísimo apartamento en compañía de nada más y nada menos, que del poderoso ministro Germán Vargas Lleras.
Así que los nombres de Luis Alfredo Baena, Augusto Ibáñez, Germán Vargas Lleras, Juan Carlos Salazar Torres, los hermanitos Moreno Rojas, y otros más, van a estar sonando mucho en un gran escándalo político y financiero –de más de 150 millones de dólares- que Periodismo Sin Fronteras destapará en las próximas entregas.
Iremos entendiendo por qué ciertos políticos fieles a Uribe Vélez han ido a parar a la cárcel. Con todo el aparato político y judicial del lado de los enemigos del ex presidente, esto es apenas predecible.
Todos, tapados con la misma cobija. Para alquilar balcón.
Julio 06 de 2011
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