PASQUIN POLITICO COLOMBIANO

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domingo, 17 de febrero de 2013

COLOMBIA LLORA PERO NO SE RINDE

-Lo dice Fernando Londoño. El pasca lo acompaña en esta apreciación. Le han dado a nuestro ejército una paliza. Murieron 9 soldados, siete en el lugar de la emboscada, dos murieron después. Hubo cinco heridos. Ellos son nuestros héroes. Sabían que se estaban jugando la vida por usted, amigo lector, y por nosotros, gracias a ese amor y respeto que sentían por esa ingrata que se llama Colombia. Fueron trasladados a sus lugares de origen, a sus padres, sus esposas, sus hijos. Esos bandidos mataron las ilusiones de esos jóvenes que pudieron ser nuestros hijos. Hubo algún funcionario del gobierno acompañando sus restos ? Por supuesto que no. Entre tanto, nuestro flamante principe, se embarraba sus manos con un palustre restaurando unas casas con su ministro de vivienda. Las instrucciones que le da a sus mermelados, a El Tiempo, a los medios en general es: tapen, tapen. . . La mayoría de los medios escritos, de radio y TV, pusieron esta noticia en sus páginas internas y les merecieron un minuto a los noticieros, no aparecieron sus nombres, ni sus fotos. Olvido y abandono es lo que merecen estos jóvenes, pero estamos en conversaciones con sus asesinos, mientras que a Piedad Córdoba y a  los mamertos de Colombianos y colombianas por la paz y de la Cruz Roja, un gran destaque, primeras páginas y horario noble en la Tv, por la liberación de dos policías secuestrados. Se puede ganar una guerra así? Claro que no. Si no tenemos tiempo para recordar y honrar a nuestros soldados. Qué diferencia con los honores que se le brindaron a una compatriota nuestra, muerta en en el Oriente Medio, al servicio del ejército español. Con que magnificiencia y grandeza fue despedida, hasta por el Príncipe de Asturias.  Las guerras se ganan en el corazón de los colombianos, dice Londoño, no en las manos de los líderes de este gobierno opaco y clientelista que vive pendiente de su imagen y de su reelección. Su consigna es la de no causar alarma en la población, tapar la guerra, abandonar a su suerte a nuestros policías y soldados, no fastidiar a los plenipotenciarios de las farc en La Habana, incluso en el plano jurídico, donde jueces y fiscales venales meten a nuestros hombres en la cárcel. A él solo le preocupan los diálogos con ellos. Quiere una paz a cualquier costo, sacrificando, si es necesario, el honor de Colombia. Esa indiferencia no podemos consentirla el resto de los colombianos, los que le damos a nuestro ejército un 80% de favorabilidad. No olvidemos tampoco a los que son víctimas de una justicia mamerta que pone en la cárcel a lo mejor de nuestros combatientes, ni a los sobrevivientes de las minas antipersona, miles de campesinos y soldados mutilados. A propósito, ACTIVATE COLOMBIA, los reúne el 26 y 27 de febrero en Cartagena. Manifestemos nuestra solidaridad con ellos. Son también nuestros héroes. tenemos que amarlos, ellos tienen su corazón intacto. Si esta columna la lee un empresario diríjase a Activate, contrate a esos hombres, financie prótesis. La guerra la podemos ganar. Apoyemos los esfuerzos de Alvaro Uribe, el hombre que desplegó su liderazgo entre la fuerza pública. El hombre que acorraló a estas bestias en lo más recóndito de nuestra selva y en la de nuestros vecinos, Venezuela y Ecuador. Las farc se fortalecen, fueron capaces de reunir  a 150 hombres. Una organización capaz de enfrentar al ejército que no tuvo, reconozcamos, la capacidad suficiente para doblegarlos. La seguridad democrática conseguida con Alvaro Uribe se vino abajo, gracias a las ventajas políticas y militares que les da Juan Manuel. En la farsa de la liberación de los policías se evidencia que movieron sus frentes, se reforzaron con nuevos suministros de armas, sacaron su coca, movieron a los civiles secuestrados, etc. Están cerca de Cali. Son cincuenta los municipios donde hacen presencia, lo dice Rangel en la U. Sergio Arboleda, y extorsionan  en todo el país. Están en las puertas de Bogotá. En el computador capturado al terrorista Losada se relaciona los centros de apoyo y los simpatizantes de Bogotá y Cali. ¡ Por qué no se revelan ? Por qué tapan ? Lo cierto es que nuestro ejército ha recibido una páliza de esos hijos de puta de las farc, por merecimientos propios, no por sus madres que con certeza se arrepienten de haberlos parido, Anselmo, Choachí, para El Pasca. 

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