-En las muchas ciudades que viví, siempre hubo un bar que funcionó como mi oficina. Hago parte de esa lista de artistas que no consigue vencer en la vida sin dignidad. De ahí que no haya vencido nunca, pues todos sabemos que, con excepción de los raros talentos tocados por los dioses, nadie vence con dignidad en esta vida. En Nova yorque el bar: P.G. Clarks, donde ya hace algunos años atrás, despues de comer una hamburguesa yumbo con espinacas y beber unas 10 Heinekens, allá por los filos de la madrugada, conseguía descolar una de esa mozas que no gustan de dormir solas cuando hace frío. En Roma, mi oficina era un lugar sucio sin nombre en frente al "tre scaline", en la piazza Navona. En Copenhage, el Drop-in donde ustedes pueden ir a preguntar por el colombiano al barman de plantón. Él les dirá con la calma propia de los nórdicos: si usted se queda un tiempo más en la ciudad, acabará por encontrarlo. Los bares, cuanto más antiguos, más se pueblan de fantasmas. En Rio de Janeiro, mi bar es el Veloso, que las nuevas generaciones y los nuevos dueños insisten en llamar: Garota de Ipanema, pero que el mismo ya fallecido Vinicius de Moraes y Tom Jobin llamaban de Veloso. Para quienes no saben queda en la esquina de Prudente con Vinicius, ex-Montenegro. En este bar recuerdo a Hugo Bidé, Luciano Riquet, en que fuera que lloviera o hiciese sol, se tomaba tres dosis de uisque de lunes a viernes, a las cinco de la tarde. Lucio Rangel, Haroldo Barbosa, Samuel geiner, Paulo Silva, Nelson Rodríguez, Vinicius de Moraes, Jaime Barcellós, Tom Jobin. Todos ellos se han ido. Para qué volver ?. Hacen bien los jóvenes en llamarlo Garota de Ipanema, en memoria de uno de los más grandes monstruos de la música popular brasilera. Los fantasmas de los que se fueron y de los que muy pronto se irán les agradecen., Lenin Ilich para E.P.
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