-Alucinada quedé. Salí del aeropuerto Charles de Gaulle a las 14 horas y llegué a China a las 15 horas. Todos mis compañeros en primera clase eran todos chineses, altos dirigentes comunistas ( ayy, que horror, Edelsio,escribí comunistas).. En el camino a la ciudad vi a miles de carros. Las imágenes que yo tenía en la cabeza era de gente andando en bicicletas o a pie. Un "barato" como dice mi abuela. La ciudad me pareció gris, que yo denomino ceniza Pequín. La Avenida principal en la que entramos se llama Fuang Chang an chian, la de la foto. Chiquérrima esa marcialidad, no te parece ? Con un ancho mayor que los Champs Elysees. El hotel, de construcción reciente, tiene 17 pisos completamente climatizados, con un confort tipo USA. El lunes, desperté temprano y adivina que vi: millares de chinos haciendo gimnasia. La comida, una verdadera nota, 8 platos diferentes. Pescado agridulce, macarrón finísimo, pato, carne de cerdo, pollo con amendoín, camarón frito y al final, una sopa de bambú. Manzana con caramelo en la sobremesa. Te cuento que me volví un genio con los palitos, por poco olvido el tenedor y la cuchara. Cuando llegue allí les enseñaré a esos brutos de E.P. como se manejan, con un estofado que pienso hacer. La definición que mejor encuentro de China : una civilización culinaria. Fuí a lo que parecía una barbería, en el mismo hotel, Quedé ciertamente "bouche-bee". Increible el capricho del chinés, salí peinadísima..., una belleza. La comida de despedida fué sublime, 12 platos divinos, que acabé comiendo con la máxima facilidad. Claro que llegada a Engativá, haré régimen, mi querido Edelsio. Con lágrimas en los ojos, au revoir, besos, Tu Marly.
No hay comentarios:
Publicar un comentario