PASQUIN POLITICO COLOMBIANO

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lunes, 17 de diciembre de 2012

182 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL LIBERTADOR

A la dulce, muy dulce y adorada Manuelita: Mi amor: Me atraen profundamente tus ojos negros y vivaces; me embriago, sí, contemplando tu hermoso cuerpo desnudo y perfumado. En hacerte el amor sobre las rudimentarias pieles y alfombras de campaña. Todo esto es una obsesión. La más intensa de mis emociones. ¿ Qué he de hacer? Tu ensoñación me envuelve en el deseo febril de mis noches de delirio. La moral, como tu dices, en este mundo es relativa, la sociedad es perniciosa y farsante. Debemos actuar solo al llamado de nuestros corazones. Soy tuyo del alma, Bolívar, Cuartel General de Tunja, junio 16 de 1825.
Mi amor idolatrado: Bastante bien se ha llevado usted mi imagen, pues no la pierda nunca. Sigo siendo bella, provocativa, sensual y deliciosa. Ah, mis encantos son suyos y cualquier sacrificio no sería nada con la proximidad de usted. Sus cartas de amor son el pretexto de seguir con vida. Lo amo tanto que me sentí morir cuando partió. Yo no podría vivir sin siquiera recibir alguna noticia suya, Manuelita, Lima, 14 de julio de 1825.
Yo siempre tan pendejo....Nunca conocí a Manuela, en verdad nunca terminé de conocerla. Ella es tan sorprendente ....ella estuvo muy cerca y yo la alejaba pero cuando la necesité siempre estuvo allí. Cobijó todos mis temores. Arraigó en mi corazón y para siempre la pasión que despertó en mí desde el primer encuentro, Bolívar
A su prima Fanny: ¿Te extraña que piense en tí al borde del sepulcro? Ha llegado la última aurora: tengo al frente el mar Caribe, azul y plata, agitado como mi alma por grandes tempestades. Por sobre mí, el cielo más bello de América. Esta carta llena de signos vacilantes la escribe la misma mano que estrechó la tuya en las horas del amor, de la esperanza, de la fe. No la reconoces, verdad? Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara con su dedo despiadado la realidad de este supremo instante. Muero despreciable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron de mis favores; víctima de intenso dolor, presa de infinitas amarguras. Te dejo mi tristeza, mis recuerdos y las lágrimas que no llegaron a verter mis ojos. Estuviste en mi alma en el peligro. A la hora de los grandes desengaños, a la hora de las últimas congojas, apareces ante mis ojos moribundos con los hechizos de la juventud y de la fortuna;  me miras y en tus pupilas arde el fuego de los volcanes. Tu estás conmigo en los postreros latidos de mi vida, en las últimas fulguraciones de la conciencia, ! Adios, Fanny.
.Ültima proclama a los colombianos: " Habéis presenciado mis esfuerzos para plantar la libertad donde reinaba antes la anarquía. He trabajado con desinterés, abandonado mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad, y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores que me han conducido a la puerta del sepulcro. Yo los perdono. Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. . . . "Colombianos: Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro"
Simón Bolívar, el hombre de las dificultades, desterrado de su país natal, Venezuela; perseguido y despreciado por Colombianos, ecuatorianos, bolivianos, peruanos. Enanos políticos: Santander, el que atentó contra su vida, el que se enriqueció impúdicamente; Páez el que no lo quería en Venezuela, el que la separó de Colombia, con razón; Flórez en Ecuador, etc. Con él murió la idea de una América grande. Una gran unión de países. Qué nos quedó? unas naciones aisladas y convulsionadas. Su sueño quedó en nada. Perdimos los siglos 19, 20 y 21. no nos integramos, vivimos desunidos. " Vámonos porque aquí no nos quieren ", dijo al salir de Bogotá. Luego se enteró del asesinato del héroe de Ayacucho, el gran Mariscal Antonio José de Sucre, por el popayanejo Obando y la muerte de Córdoba, sus grandes amigos. En todas las plazas de Colombia y Venezuela hay estatuas de Bolívar y le hacemos homenajes y, sin embargo, no hemos hecho más que traicionar su obra, su sueño. Murió solo, lejos de su adorable loca, Manuelita, la que desterramos de Colombia y que murió 16 años después, en la miseria, en Payta, Perú. Le dimos la espalda. Murió en Santa Marta, un día como hoy, en la finca de un español. lo atendió un médico extranjero. Su última camisa fue prestada. Él que sacrifico todos sus bienes por la libertad de estas naciones. La integración de ellas en una sola y grande nación, su sueño, fue lo que murió con él.

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