-Adicional a todas las tristezas que asolan a nuestro país, está la triste sociedad que asesina a sus mujeres y de víctimas, las transforma, después de muertas, en indignas, por cuestiones de honra. Qué honra es esa, la del hombre que juzga poder disponer de sus compañeras, a punto de decidir cuando y cómo ellas deben morir, por no más desearlos ?. Que honra es esta, la de un hombre que cree puede comprar a su compañera con bienes materiales, olvidando que tienen a su lado un ser humano que come bebe, habla, piensa, lucha y ama como otro cualquiera? Qué honra es esta, en fin, la de hombres que admiten tantas cosas execrables ocurriendo a su alrededor, pero no pueden soñar que sus compañeras no los desean más, para que sus pensamientos se volteen para un arma. Y qué justicia es esa que absuelve a esos hombres? La maté un un instante de ira y dolor, se justifican. Yo, Neusa, no creo en esa justicia inepta y machista. En cuanto a nosotras, Marías, Teresas, Severinas, etc no olvidamos de enseñar a nuestros hijos e hijas, entre otras cosas, que aún los golpes de amor duelen. La mujer no es un objeto de cama y mesa. Somos diferentes físicamente al hombre, pero iguales en derechos, en deseos, en sentimientos. Este escrito va dirigido a todas las mujeres que conozco y a las que son maltratadas, no solo físicamente, en especial, para mi querida Amelia, la que fue siempre una mujer de verdad, Neusa, Choachí.
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