UN CRIMEN PASIONAL

-Mataron a Eloisa Ball......s. Lo merecía, era una mujer muy inteligente. La inteligencia, lo dice María de las Mercedes, su amiga, es una audacia que una mujer no se debe permitir. Un modo especial de agradar a su marido era la de garantizarle una eterna fidelidad. ¿Para que precisa una mujer casada la inteligencia, si el hombre es la cabeza de la mujer?, lo dice la biblia. Pero Eloisa se dejó tragar por el vicio de pensar, de actuar, quería bastarse por sí misma, era dinámica, activa, llegó a ser dueña de su propio local de modas. Pensaba en separarse de su marido, ya no lo quería, la maltrataba, en cuanto este, en secreto, vigilaba el cronometraje de su carro, creo yo, para que ella no se extraviase en los caminos de la tentación. El precio de la libertad es la eterna vigilancia. Marcio, su marido, ahora está libre. Fiel a los dictados de un filósofo, Hipponax, vivió su segundo momento de alegría, pues una esposa solo da dos momentos de felicidad a su marido: uno en el día del casamiento, y otro en el día de su entierro. Marcio conocía bien sus derechos. Sabía que la honra de un hombre se mancha con la sangre del hímen y se lava con la sangre de la carótida. Sabía que el asesinato de su esposa con 6 tiros, uno de ellos en la espalda, no era asesinato, es un crimen pasional, y como tal, hasta resulta que no es crimen. Sabía que la pena sería mínima, y así fue. Un admirador de Stalin como él, se convenció que los genocidios en el mundo son difícilmente punibles. Quiso Eloisa vivir para sí misma, no convivía sexualmente con su marido y se enamoró nuevamente, aún así, vivía también para sus hijos. Marcio pagó una pena mínima, comenzará una nueva vida y tentará casarse una vez más, La Neusa, choachí, para el pasca.