Bogota y soacha merecen respeto, gran parte de los habitantes de estas dos ciudades estamos metidos como salchichas en el transporte que nos ofrece la ciudad. Cada vez requerimos de mas tiempo para llegar a nuestros trabajos. Esto conlleva a que tengamos una baja calidad de vida. Parece que los estudios técnicos y financieros que se hacen en la mayoría de obras en Bogotá se hacen con las patas y, por supuesto, los sobrecostos los cubrimos nosotros con los impuestos. Se estima que el transmilenio a Soacha y el de la avenida El Dorado van a tener un costo adicional de 200 mil y quinientos mil millones respectivamente. Dinero que también en gran porcentaje pierde la nación. De todo esto concluimos que lo presupuestado inicialmente en las obras se duplica o triplica con el tiempo. Y no tenemos quien defienda en la administración de Bogotá los intereses de la ciudad, pues ahora sabemos que el contralor, un representante a la cámara y el personero (ROJAS BIRRY) investigado por sus vínculos con DMG, son sobornados por los contratistas de Bogotá, que a propósito no son muchos y actúan como carteles que se rotan entre si todas las obras civiles y hasta el suministro de alimentos de los colegios distritales.
En otra oportunidad hablaremos de los andenes de la avenida Pepe Sierra que nunca terminan, de la autopista Villavicencio que costó el doble de lo presupuestado y se demoró 7 años mas, el transmilenio por la séptima etc.
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