PASQUIN POLITICO COLOMBIANO

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martes, 29 de noviembre de 2011

FARC asesinan a secuestrados

Por Ricardo Puentes Melo
Noviembre 26 de 2011
No sé qué es más aberrante, si el asesinato vil de los cuatro uniformados manos de las FARC, o el “sentido pésame” que, sobre el hecho infame, publicaron Piedad Córdoba, el Polo Democrático y, como no, el terrorista indultado, Gustavo Petro, hoy alcalde electo de Bogotá, quien clamó en su twitter que los progresistas estaban “indignados contra la violencia, la muerte y la Guerra”. Añadiendo, como quien no quiere la cosa, que “el asesinato de rehenes es un crimen de guerra hoy convertido en delito internacional, como tal debe ser tratado”.
Este trino de Petro no me sorprendió. Acostumbrado como estoy a sus retruécanos marxistas, esas sentencias que hacen desmayar de la emoción a sus seguidores, para mí son solo la confirmación de las intenciones de este guerrillero, indultado inexplicablemente por delitos de lesa humanidad.
Que Petro llame “rehenes” a los secuestrados por las FARC, y que diga que esta masacre fue un “crimen de guerra” que “como tal debe ser tratado”, no es gratuito ni al azar.  Petro busca lo mismo que persiguen Santos, Chávez, Correa, Piedad Córdoba y Daniel Ortega, entre otros: Darle estatus de beligerancia a las FARC.
¿Para qué..? Para poder cumplir el sueño megalómano de Santos, que es pasar a la historia como el hombre que hizo la paz y, de paso, darles una manito a sus compañeros ideológicos, todos de izquierda, y colocar como gobernadores, legisladores, fiscales y hasta alcaldes a los maleantes terroristas de la guerrilla a la que tantos favores le deben varios de nuestros padres de la patria.
Gustavo Petro y el comunista Roberto Sáenz, Concejal y hermano de alias Alfonso Cano
A Santos le importan un pepino los uniformados muertos, se emociona más con un partido de fútbol donde él haya apostado dinero. A Petro sí que menos, y ni qué decir de Teodora, Iván Cepeda y sus licenciosos copartidarios del Polo Democrático. Para el primero solo son cifras; para los segundos son bajas del enemigo.
El sargento del ejército José Libio Martínez llevaba 14 años secuestrado. Catorce años encadenado de cuello pies y
Sargento José Libio Martínez
manos por sus verdugos. Catorce años durante los cuáles Juan Manuel Santos, fue ministro y visitó muchas  veces en viajes de placer al líder de los secuestradores del sargento Martínez: Fidel Castro. Es decir, mientras Santos bebía licores finos y se bronceaba con su familia atendidos a cuerpo de rey por el tirano patrocinador de las guerrillas en Colombia, el sargento era tratado peor que un animal por aquellos a quienes Santos quiere nombrar ministros, senadores y jueces, tal y como Gaviria hizo con los terroristas del M-19.
También corrieron la triste suerte del sargento Martínez, el Mayor de la Policía Elkín Hernández Rivas, que llevaba 13 años secuestrado; el capitán de la Policía Edgar Yesid Duarte, con igual tiempo, y el subintendente Álvaro Moreno, quien llevaba 12 años sufriendo ese tormento.
Elkin Hernández Rivas
Esta mañana, luego de que tropas del ejército entraran en combate con los terroristas en una zona selvática del departamento de Caquetá, y luego de que los cobardes de la guerrilla salieron huyendo, los soldados encontraron el macabro cuadro de cuatro uniformados asesinados, con las cadenas cerca de los cuerpos.
¿Cómo fueron los últimos momentos de estos infortunados miembros de la Fuerza Pública..? Imagino su angustia de saber que a escasos metros de poder ser liberados por el ejército, ahora iban a morir ajusticiados por estos criminales que no merecen perdones ni indultos. Tres murieron de disparos en la cabeza y el cuarto murió abaleado por la espalda, seguramente tratando de huir de ese destino que lo esperaba hace más de 12 años.
Edgar Yesid Duarte
¡Cuánto dolor debieron experimentar estos hombres…! ¡Cuántas humillaciones, frustraciones y maltratos sufrieron antes de morir bajo el sadismo de estas bestias..! ¡Cuántas mentiras les habrán dicho Teodora, Botero, Morris y quienes los visto en sus visitas a los secuestradores…!
Suena cruel, pero estos héroes asesinados por fin encontraron la paz. Por fin pueden descansar de todos estos años de infamias. Quienes no encontrarán esa paz serán los familiares que los sobreviven; durante muchos años los atormentará la idea de imaginarse cuánto sufrimiento pasaron sus seres amados, cuánta angustia experimentaron en sus minutos finales…. Por más que quiera olvidar eso, nunca se logrará.
Por el contrario, Santos y Petro habrán pasado la página en un par de días ayudados por visiticas a la monarquía europea o, en el caso del segundo, adelantando su agenda chavista para Bogotá.
Álvaro Moreno
¿Y el resto de colombianos…?
Los colombianos que hoy se indignan por el fusilamiento de los uniformados, no tuvieron la menor vergüenza de votar por el también asesino y secuestrador Gustavo Petro para alcalde de Bogotá. Más de setecientos mil bogotanos ignoraron el dolor de las víctimas de este sujeto, y lo nombraron alcalde. Porque igual que los secuestradores y asesinos de estos uniformados por quienes hoy muchos beatones se rasgan las vestiduras, igual –repito- es Petro, con la diferencia de que éste fue indultado. Porque, seamos sinceros, no hay contradicción alguna entre un matón indultado y uno que no lo ha sido.
Quienes votaron por Petro no tienen derecho a hablar de “dolor de patria”, ni “pesares”, ni “profunda lástima” por la masacre de los uniformados. Quienes votaron por Petro hoy son de la misma clase de quienes votarán dentro de 5 ó 10 años por los asesinos de estos mártires.
Es una hora melancólica para Colombia y para quienes ejercemos la prensa libre e independiente luchando contra el terrorismo de las narcoguerrillas y contra la impunidad de sus auxiliadores vestidos de legalidad en los partidos políticos que aparentan ser de una izquierda “democrática” tratando de hacernos comer el cuento de que en verdad existe eso.

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