PASQUIN POLITICO COLOMBIANO

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sábado, 6 de noviembre de 2010

SEMANA DE LOS NIÑOS - PASQUIN NOVELA


-Su mujer lo encontró llorando sobre el blog de El Pasquin. Dijo que no iría a trabajar y que lo dejemos en paz. Tres horas despues lo encontró en la misma posición.
Si por lo menos, nos dijeras lo que tienes, mi bien..... No quieres que llame al Dr. Alejandro?
Las lágrimas corrían por su cara. Lo máximo que el consiguió balbucear, como uno de esos personajes cretinos de nuestras telebobelas, fué: va a la m..da, mi bien. Lo peor aconteció algunas horas más tarde cuando su hijo de 17 años le pidió la llave del carro. Hijo querido, de mi corazón, nunca te di una zurra, déjeme en paz. Y no era culpa de su mujer o de los hijos. Al final, su mujer, ya naciera dentro de una estructura burguesa de una clase social bien definida. En cuanto los hijos, fueron educados con los mejores juguetes, ayas, mejores ropas, mejores colegios, clubes, viajes a Europa.
Todo ocurriò unos 8 o 9 años atrás. Durante el almuerzo con su mujer y sus hijos, notara un niñito en sus 6 o 7 años, grandes ojos negros en una cara magra, como lo es la de todos los niños pobres. Tenía una mancha color de rosa en la frente. Preguntó quien era y su mujer le explicó que se trataba del hijo de la nueva empleada que no tenía con quien dejarlo. Caramba dijo, el debe estar con hambre. Después el come con su madre en la cocina, dice su mujer. Pensó en discutir con su mujer pero acabó concordando con ella.
Más tarde, en cuanto escribía su artículo para El Pasquin, fué interrumpido por el grito de sus hijos. Entró en el cuarto con docenas de osos de peluche, juegos de armar, trenes y otras bobadas que sustentan la estructura de la sociedad cristiana occidental. En un rincón se encontraba el niño de la empleada, temblando de miedo. Es él papi, dice su hija de 7 años, el está sucio y no sabe jugar. Mira, rompió mi muñeca. Su hijo, de más edad que su hija, es verdad él ensucia todo.
Sintió rabia de sus hijos. Se calmó y llamó a los críos aparte: pero ustedes tienen demasiados juguetes y él no tiene ninguno. Pero papá....No quiero más conversa. Ustedes en esta casa deben tratarlo como lo hacen con sus otros amigos. Ve en los ojos del niño la humillación de los que necesitan, la humillación de los que se saben diferentes. El mismo recordó su infancia, hijo de gente pobre, consiguió estudiar en escuelas privadas y terminó su secundaria becado en un colegio de calendario B. Su uniforme era el más raido, los botones se le saltaban. En las fiestas de sus colegas siempre regalaba lápices de colores y no fué difícil para él descubrir que su madre era diferente, no era elegante, no sabía hablar bien y que nunca probó en su mesa aquellas sobremesas que comía en las fiestas de sus compañeros. A los 7 años sentía verguenza de sus padres. Al día siguiente sorprendió a la empleada pegándole a su hijo: Usted se queda aquí en la cocina y no en el cuarto de los niños de la patrona. Si te cojo allá dentro te reviento el cuero.
Sus ojos se encontraron con los del niño que pedía socorro. Dijo a la empleada que dejase al niño jugar con sus hijos, pero delante de los argumentos de ella que no podría trabajar en paz, optó por darle dinero para que le comprara una pistola de juguete. La situación empeoró y cuando uno de sus hijos cumplió un aniversario, su casa se llenó de niñitos ricos. De repente escuchó gritos y el llanto de unos niños. Corrió a la sala y encontró al hijo de la empleada peleando con 3 o 4 niños. Separó la pelea y fué informado por uno de ellos que este niño de la empleada no había traído juguete ninguno y quiere jugar con nosotros. Cogió al niño, lo levantó en sus brazos y para espanto de su mujer y de las otras madres, corrió con él hasta el cuarto de sus hijos y le pidió que cogiera todo lo que quisiera. No gracias, dice el niñito, solo quería jugar. Mezclò sus lágrimas con las del niño e informó a las madres: lleven sus hijos para casa, la fiesta se terminó. Durante meses no se comentó otra cosa en el colegio de sus hijos y acabó por estar de acuerdo con su mujer que la empleada tenía que ser despedida. Cuando regresó del trabajo la encontró despidiéndose de su mujer: No se preocupe Doña María, yo comprendo. Los niños son así mismo. Además, tenía que levantarme a las 5 para estar aquí a las 8. Cabisbajo el niñito vino hasta el: quiero que el señor sepa que es la persona más buena que he conocido en mi vida. Le dí un dinero y esa noche bebió uisque hasta caer desmayado en el sofá de la sala.
Y sus lágrimas seguían corriendo por su cara, seguía postrado sobre El Pasquin. Pasó el blog para su mujer. Una noticia encabezada por una fotografía de un muchacho con una mancha color de rosa en su frente, se podía leer : jovencito de 15 años asesinado por una pandilla en Los Laches. Se llevó más de media hora en convencerlos de que se trataba de aquel niñito a quien todos en su casa maltrataron.

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