MOVILIDAD EN BOGOTA

-vendí mi Nissan 93 al precio que me ofrecieron, incluso les añadí un café internet. De esta manera, no me voy a preocupar más de la lubricación, bujías, platinos, seguros, gasolina, multas, etc. Tomo buseta, taxi a veces, me bajo donde me da la gana, no tengo problemas para estacionar. Es una increible sensación de libertad que no experimentaba hace muchos años. No sufro más con el llenado de combustible, ni con las latas, ni con los impuestos, ni con los policías de transito, que por cierto solo aparecen para multar y fastidiar a la gente decente, no para resolver los nudos que se forman con los huecos, las obras que nunca terminan, etc. Decisión que tomé ayer cuando se me apagó el carro, por causa de un corto en uno de los interminables trancones de la ciudad. Lo llevé con grúa al mecánico, 50 platas; arregló el corto, pagué 15 platas más, ligué el encendido, no prendió, ni siquiera mugió, parecía que había fallecido, giraba la llave, sonaba clic y nada. Otro mecánico acudió: "puede ser la batería". No era. Tal vez el arranque?. Hay que cambiarlo, está lleno de barro. ¿cuanto cuesta? : solo 100 platas. Esperé dos horas, accedí a El Pasquín, disfruté las bromas de Edelsio, los ataques a la corrupción en Bogotá, etc. OK, todo bien, dijo el mecánico. Ponga el carro a cantar y efectivamente, cantó. Pero me anuncia que los cambios y los resortes de la suspensión deben ser sustituídos, por seguridad, solo 200 platas más. Luego llevé a la nieta al ortodoncista, de ahí a un Centro Comercial y de aquí empleé una hora y media para hacer un recorrido de apenas 7 kilómetros hasta la casa, trancones a granel, por causa de los numerosos carros, la lluvia, los desvíos, los huecos, en esta ciudad de Bogotá, que hace 20 años no construye ninguna vía alternativa. Mientras tanto las hienas responsables de nuestras desgracias, se rién de nosotros con la iiiii, ji,..ji,..ji. Los dineros que se roban los llevan a las islas Caimán y se van a exilios dorados a Italia, como los Nule. Ahí decidí : vendo mi cachivache. Ahora, en los buses, los ojos de muchas mujeres atractivas se clavan en mí. Me confunden con Rasputín, el del blog. Y ahora soy yo el que se ríe de ellos con la aaa... Ja, ja, ja....